Al pan, pan y al vino, vino
REPRESENTANTES DEL PODER ECONÓMICO CONCENTRADO, coherentes en el tiempo, ayer a través del fraude y las dictaduras, hoy a través de sus personeros en democracia. PARTIDOS POPULARES, ayer claramente identificados con el pueblo, hoy “desorientados”.
En nuestro país, el sistema capitalista se consolidó a fines del siglo XIX configurando una composición social distintiva, diferente en tiempo y espacio respecto a la región. La clase de los terratenientes de la provincia de Buenos Aires que usurparon sus tierras a los pobladores originarios y que, con el correr del tiempo, irían entrelazando sus apellidos como gerentes de las grandes industrias y bancos de capital extranjero. La clase trabajadora, inicialmente conformada por inmigrantes europeos pero que para mediados del siglo XX ya era mayoritariamente conformada por migrantes internos y la clase media, inicialmente también proveniente de la inmigración europea, dedicada a la intermediación y los servicios.
Desde el inicio mismo de este sistema económico y social comenzó la lucha por el poder político entre estos sectores para defender los intereses de uno u otro. De esta manera los sectores medios crearon la Unión Cívica Radical en 1890, los trabajadores crearon el Partido Socialista en 1896 y coparticiparon de la conformación del Partido Justicialista a partir de 1945 y los terratenientes apelaron a los golpes de Estado luego de que la lucha de los primeros les arrebatara la ley de Voto Universal y Secreto, y se les terminara la posibilidad del fraude a través del voto cantado.
Cada sector, cuando llegó al poder o cuando pudo influir en el mismo, desarrolló políticas caracterizadas. Los gobiernos identificados con los sectores medios y los trabajadores fueron nacionalistas, defendieron la democracia y ampliaron derechos de los trabajadores y las grandes mayorías. Hubo casos de violencia política y abusos de poder pero respetaron el Estado de Derecho. Los terratenientes, asociados al capital extranjero, redujeron derechos laborales y sociales, violaron la democracia, reprimieron ejerciendo el denominado Terrorismo de Estado en cada golpe con mayor crueldad, destruyeron empleo y entregaron el patrimonio nacional. Llegaron a través de los golpes de 1930, 1955, 1966 y 1976 y también hicieron varios intentos de tener su propio partido entre los cuales estuvo la Nueva Fuerza y la UCD, ambas de la familia Alsogaray, que no logró llegar por los votos pero sí a través del peronismo menemista. Recién en 2015 logran llegar por primera vez al poder político en democracia y con su propio partido: el PRO del presidente Macri.
¿Qué dice Macri? 30.000 desaparecidos… 9.000 desaparecidos… no sé,… son los que están en un muro… guerra sucia… ¿Qué hace Macri? Quita de retenciones a los exportadores de soja y minería, pago a fondos buitres estafadores, ley de blanqueo de capitales, tarifazo, aumento de las tasas de interés, reintegro de potestad en ascensos intermedios a los integrantes de las fuerzas armadas, desfinanciamiento de la Anses, 35 % de pobreza, economía cerca de la estanflación, incumplimiento de promesas de campaña de eliminar el impuesto a las ganancias a trabajadores, tiene dinero ilegal en paraísos fiscales…Para los sectores marginados de la economía, para el sector trabajador y las capas medias hay inflación, destrucción de empleo, reducción de subsidios y promesas de represión si protestan.
Basta analizar las medidas económicas y la cultura instalada en cada gobierno dictatorial del siglo XX así como durante la década neoliberal del peronismo menemista para encontrar un total paralelismo con las que lleva adelante el gobierno de gerentes que encabeza Macri.
La conformación de las clases sociales en la actualidad no es exactamente la del siglo XX pero tampoco demasiado diferente. Se ha consolidado una minoría de enorme poder económico, siempre asociada a intereses extranjeros, cuyos intereses son totalmente opuestos a la del resto de la población. Desde el inicio del sistema instalado a fines del siglo XIX, lo que siempre estuvo en discusión es la forma de generar y repartir la riqueza. Lamentablemente, a pesar de muchos avances sociales durante los gobiernos populares en ese sentido el resultado hoy es que se ha concentrado muchísima riqueza para unos pocos y para las grandes mayorías existe una distribución desigual que va desde el extremo de quienes padecen desocupación estructural hasta quienes están en mejores condiciones porque poseen una mediana o pequeña empresa, pasando por quienes trabajan manual e intelectualmente. Las diferencias entre estos últimos sectores son infinitamente menores a la existente entre ellos y los pocos dueños del gran capital.
A pesar de que esta distribución injusta ha sido y es clara a lo largo de nuestra historia, los partidos que históricamente representaron a las mayorías populares han sufrido retrocesos programáticos e ideológicos acercándose demasiado a la ideología, la cultura y la forma de gobernar que han impuesto quienes detentan el poder económico. Esto explica que un peronista como Menem haya destruido trabajo y haya desnacionalizado y destruido muchas instituciones que su propio partido ayudó a construir. Esto también explica por qué durante los doce años de peronismo Kirchnerista -con excelentes condiciones económicas a favor- no se haya reconstruido lo destruido por aquel. Esto también explica el desenlace en el actual gobierno del poder económico concentrado apoyado por el radicalismo de Sanz.
Las declaraciones y la acción de gobierno de Macri no deberían sorprender a nadie porque son totalmente coherentes y responden a los intereses que representa. Lo que no tiene coherencia es que los partidos populares desarrollen, más allá del discurso, políticas similares y, lo que es más preocupante es que tengan liderazgos actuales y potenciales que prometen más de lo mismo.
Separemos las aguas. Como dice el dicho popular: Al pan, pan y al vino, vino. Es hora de reacomodar las instituciones y reconstruir un espacio político que defienda los intereses de la Nación y de quienes trabajan. Es hora de construir igualdad. El Partido Socialista, que nunca logró llegar al poder político de la Nación, tiene hoy una enorme responsabilidad en esta tarea y no puede ni debe caer en la misma “desorientación” programática e ideológica que ha hecho retroceder al justicialismo y al radicalismo en su condición de representantes de los verdaderos intereses de las mayorías nacionales.
Juan José Tealdi
Secretario de Derechos Humanos
Mesa Ejecutiva Nacional
PARTIDO SOCIALISTA
Integrante de “Igualdad y Participación”