Coherencia entre los medios utilizados y los fines propuestos

CORRUPCIÓN Y MERCADO

Es cada vez más evidente la trama de complicidades armada para el grosero enriquecimiento de la cúpula del gobierno anterior y es cada vez mayor la desfachatez del actual gobierno que no considera corrupción ser juez y parte o armar leyes a su medida para trasformar el delito de evasión en un acto patriótico premiando la repatriación de sus propios capitales sin castigo alguno por haberlos ocultado. La corrupción es una constante en la lógica de la economía dominada por el mercado y demuestra la coherencia entre los medios usados y los fines realmente alcanzados.

El gobierno anterior pactó con las grandes empresas extranjeras permitiéndoles amplios márgenes de ganancia transferidos a sus casas matrices –lo que constituye la principal y permanente causa de fuga de divisas- no cambió la injusta matriz impositiva y, a su vez, se plantó ante la sociedad como “progresista” a partir de algunas medidas de reparación histórica y de igualación social que conquistaron la adhesión sincera del movimiento de derechos humanos, de intelectuales progresistas y por supuesto de sectores sociales beneficiados. Había una incompatibilidad de intereses que tarde o temprano lo haría implosionar. Degradando el camino se degrada el objetivo si es que alguna vez existió un objetivo social. Tomen nota los sectores “bienintencionados” que lo respaldaron pensando que se trataba, poco menos, de un gobierno revolucionario.

El actual gobierno es directamente el gobierno de los gerentes de las grandes empresas extranjeras que, con total descaro, toman medidas que los benefician personal y corporativamente, o sea también apelan al poder para enriquecerse groseramente. En este caso no hay incompatibilidad de intereses, a lo sumo competencia entre intereses similares, todos a favor del capital concentrado. Tomen conciencia de esto los radicales “bienintencionados” que pensaron que se asociaban al republicanismo democrático salvador de la Patria.

Ambas formas de gobernar son lesivas para nuestra sociedad porque una y otra trasladan riquezas del pueblo al capital especulativo y concentrado con la secuela de pobreza y retroceso en materia de conquistas sociales. Pero es necesario mencionar que cuando sale a la luz la corrupción de gobiernos que se muestran como “progresistas” sin serlo, como el que dominó la escena los últimos 12 años, hay un perjuicio adicional: su fracaso es interpretado por la ciudadanía como el fracaso de la izquierda y esa desilusión lleva al triunfo de gobiernos de derecha -sin anestesia- como el actual, alejando la posibilidad de crecimiento de una alternativa progresista real.

Si interpretamos como progresismo una forma de gobernar que busca la igualdad entre los seres humanos alentando su propio protagonismo en relación armónica con el resto de la naturaleza, salta a las claras que el gobierno Kirchnerista nunca lo fue, por ello el socialismo fue opositor respaldando algunas leyes progresistas que se abrieron paso durante el mismo. El actual gobierno, reiteramos, es el establishment gobernando para sí mismo y por ello el socialismo debe ser claramente opositor mostrando ante cada medida las graves consecuencias sociales que acarrea.
De este pantano solo se sale impulsando cambios culturales a través de la participación ciudadana, participación que nos fortalece como pueblo con capacidad de pensar con cabeza propia y actuar sin necesidad de seguir detrás de líderes que, en la medida que acumulan poder, más se alejan de la sociedad, como lo demuestra la experiencia histórica.

Hacemos nuestras las valiosas palabras del recordado compañero Ernesto Jaimovich en su discurso al Congreso Nacional del ex Partido Socialista Popular del año 1994:

“…El socialismo recién empieza en la historia, el socialismo involucra… un cambio cultural en la sociedad que llevará mucho tiempo. Es la transformación de una sociedad individualista en una sociedad solidaria…. la transformación de una sociedad con rasgos autoritarios en una sociedad participativa. Esto involucra un cambio cultural en la vida de la gente que sabemos y somos conscientes que va llevar muchas generaciones y esta es la acción cultural, permanente, de transformación que tiene que hacer como práctica permanente el socialismo para transformar en profundidad la sociedad,…. Tiene que haber una relación entre los medios y los fines, porque también hemos aprendido de la historia de que al fin nunca se llega, y que en definitiva, lo que es en la realidad, es una sucesión de medios, esos medios tienen que ser combativos. Y esos medios tienen que ser totalmente compatibles con la acción cultural a largo plazo que desarrolla el socialismo para transformar la sociedad…

A ESCALA LOCAL, EN LA HUELLA DE JAIMOVICH

Ernesto Jaimovich como concejal de la ciudad de Buenos Aires fue coherente con este pensamiento. Desde su banca dio batallas culturales trascendentes como su férrea oposición a transformar una escuela en un shopping, como lo quería hacer el intendente menemista Carlos Grosso. Detrás de eso no solo había corrupción y negocio, se contraponía una concepción de sociedad consumista con la sociedad solidaria que implica sostener la educación pública y sus edificios. En ese camino, cuando la concejal socialista de Viedma, Mariana Arregui, impulsa la ordenanza que sustituye los concursos de belleza o de elección de reinas por el reconocimiento a personas, de distintas edades, que se hayan destacado en actividades tendientes a mejorar la calidad de vida en la ciudad, está promoviendo un cambio cultural profundo que hace, por un lado a sacar a la mujer del lugar de objeto y por el otro poner en valor la solidaridad.

Objetivos mezquinos e individualistas se corresponden con formas de acción y medios corruptos y oscuros. Objetivos colectivos y solidarios se corresponden formas participativas, democráticas y transparentes de acción. De esto hablamos cuando decimos que los medios hacen al objetivo buscado.

Juan José Tealdi
Presidente PS de Río Negro