¿Pasión para pocos?

PRIMER TIEMPO

Probablemente, para aquellos ávidos de no recordar como mirábamos fútbol hasta 2009, les resultará insignificante o poco trascendente en esta coyuntura cargada por otras dificultades, tomarnos un momento para pensar lo que significa volver a privatizar el derecho a mirar fútbol. Tal cual lo expresaba Eduardo Galeano “el fútbol no es sólo un deporte, es una pasión de multitudes”, y por ello lo relevante de este fenómeno.

Hagamos memoria, entre 1991 y 2009 la transmisión del deporte pasión, en nuestro país estuvo monopolizada por la empresa Torneos y Competencias –TyC-. En esta etapa, cuando Torneos transmitía el fútbol, se había transformado en una odisea conseguir un televisor donde poder ver los partidos. La casa de un amigo, un bar cercano o la vidriera de una casa de electrodomésticos eran algunas de las pocas posibilidades. No sólo nos habían robado la posibilidad de mirar fútbol gratis, a este robo le teníamos que sumar que un programa de televisión, “Fútbol de Primera”, tenía la exclusividad para mostrar los goles de la fecha. Tan grande era el negocio que al mismísimo Víctor Hugo Morales lo llevaron a juicio por animarse a mostrar los goles de un partido. Otro recuerdo de esta época son las transmisiones donde se mostraban las tribunas y transmitía el partido sin la posibilidad de ver el rectángulo de juego y a sus protagonistas. Nada de esto hubiera sido posible sin la anuencia de la dirigencia de la AFA, que con Julio Grondona a la cabeza, compartió los beneficios de este negocio favoreciendo generalmente a los clubes grandes y/o a los amigos de “Don Julio”.

¿Qué paso entonces en 2009 para que este mismo personaje acompañara la propuesta del gobierno nacional que presidía Cristina Kirchner para crear “Fútbol para Todos” y así quitarle el derecho a TyC de seguir en el negocio? Seguramente las respuestas son varias, pero sin lugar a dudas el negocio para el fútbol argentino no se vio demasiado modificado. La plata que ponía TyC ahora la empezaba a poner el Estado. Muchos fueron los críticos de esta decisión, aludiendo que había mayores necesidades que poner el dinero del Estado para ver fútbol gratis, pero para quienes, al igual que Galeano, entendemos este deporte como una pasión, como parte de nuestras vidas, sabemos la importancia de universalizar el derecho a mirarlo de todos los argentinos y argentinas, y no sólo de los abonados a algunas empresas de cable y además de quienes pueden pagar un sistema de codificado cuando de ver clásicos se trate.

Para los detractores de Fútbol para Todos, quienes por desconocimiento o intereses ideológicos contrapuestos al anterior gobierno, rechazaron y rechazan esta forma de ver fútbol gratis, no cuentan que cuando el negocio lo tenía TyC también se ponía muchísimo dinero, la diferencia era que el subsidio al fútbol era inversamente proporcional, con FPT se comenzó a subsidiar a los ciudadanos apasionados de ver fútbol, mientras que antes el subsidiado era para el grupo Clarín, quien se quedaba con la mayoría de la plata que destinaba el Estado.

Hay que decir además que FPT, -en palabras del periodista Víctor Hugo Morales, al aire de radio Continental el 4 de junio de 2015-, le costaba a los 14,3 millones de hogares del país, 16 centavos de pesos por partido, mientras que si las transmisiones se privatizaran, estas probablemente tendrían un costo de $128 por hogar por mes, más el abono básico, hoy superados por la elevada inflación.

No hace falta seguir argumentando para sostener con claridad que los mandamás del fútbol se mueven según los intereses de la política y el gobierno de turno, por ello no le resulta difícil a la AFA romper el contrato con FPT ya que ésta es la decisión que manifiesta la política que representa el “macrismo”, privatizar todo lo que se pueda privatizar para hacer más rentable aun los negocios de las corporaciones empresariales.

Citando nuevamente a Eduardo Galeano, “El juego se ha convertido en espectáculo, con pocos protagonistas y muchos espectadores, fútbol para mirar, y el espectáculo se ha convertido en uno de los negocios más lucrativos del mundo, que no se organiza para jugar sino para impedir que se juegue”. Si bien comparto en absolutos estas palabras, también sostengo que a pesar de esto es cierto que el fútbol se sostiene por la pasión de estos espectadores y corregir esta relación que deteriora el juego sólo es posible si de a poco le vamos arrancando un poquito de lucro a este enorme negocio. Si fue el objetivo del anterior gobierno o sólo se trató de una medida popular para ganar adeptos, eso ya no importa, lo que si vale la pena es defender lo que se consiguió con FPT, quitar de manos privadas una pasión de multitudes, que en si no es poca cosa.

Paolo Etchepareborda
Presidente Partido Socialista de Río Negro